Los Lakers están en desventaja de 2-0 en su serie contra los Mavericks de Dallas por la segunda ronda de los playoffs de la NBA, tras perder los dos primeros encuentros en Los Angeles.
Tres equipos en la historia de la NBA han ganado series a ganar cuatro de siete partidos después de perder los dos primeros en casa, pero ninguno se ha recuperado de un déficit de 3-0. Por eso, el duelo del viernes en Dallas es crucial si los Lakers quieren ganar su tercer título consecutivo.
Los Angeles no contará con Ron Artest, quien fue suspendido por pegarle en el rostro al base puertorriqueño de Dallas, J.J. Barea, en los últimos segundos del segundo desafío.
"Desesperados, ésa es una palabra fuerte", dijo Bryant. "Creo que cuando juegas desesperado no juegas tu mejor básquetbol. Lo que necesitamos es relajarnos, concentrarnos en lo que estamos haciendo mal y en los errores que estamos cometiendo. Tenemos mucho qué revisar y darle seguimiento".
Sus problemas empiezan en la defensa.
Dirk Nowitzki se está saliendo con la suya ante los Lakers sin importar si lo intentan cubrir con alguien de elevada o baja estatura. El alemán suele hacerlo con todos los equipos. La sorpresa es que el equipo californiano está pasando apuros para detener a todos los demás, incluso al veloz Barea a pesar de su baja estatura.
El boricua se movió por donde quiso en el segundo partido el miércoles hasta el último minuto, cuando Artest lo golpeó al girar su antebrazo. Artest fue expulsado y la liga le informó el jueves que no podrá participar en el tercer juego.
Parecería que el aura de invencibilidad de los Lakers está desapareciendo, y esa maniobra barata evidenció lo frustrado que está el equipo.
Para ello sólo es necesario ver el dúo formado por el español Pau Gasol y Andrew Bynum. Gasol está jugando tan mal a ambos extremos de la cancha que fue abucheado en la segunda mitad del partido del miércoles, al menos hasta que muchos aficionados se fueron a su casa antes del final o simplemente perdieron interés.
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